Varios días enojada.
Protestando por todo, entre otras cosas…
Porque todo junto no se puede.
El mundo a veces es muy injusto.
Muy complicado.
Muy hostil.
Muy falso.
A veces, demasiado resentimiento tiene
que no puedo compartir abiertamente lo que amarga.
Desgarra ponerlo en palabras.
Decir todo lo que pienso, sin impedimentos.
Y, me pasa también con los desprecios.
Si, juro que me enojo con eso.
Me indigno!
Me enojo con las personas que se aprovechan de las situaciones.
Que subestiman.
Esto es una verdad innegable.
Eso es, existe y es.
Y me permito enojarme.
Me agarra terrible dolor de estómago
y de cabeza.
Hace nueve días que volví a hacer dieta.
Una dieta saludable.
Nutritiva y consciente.
Porque estoy sin energías.
Y andaba como si nada por la vida, toda cansada.
Aceptando la incomodidad.
Como la de mi análisis,
que me salió una deficiencia de vitaminas bestial
y me puse triste.
Estoy triste porque todo está gris intenso.
El cielo está así.
Empezó a llover y lloro como cuando llueve.
No, no estoy deprimida.
Soy sensible. Si.
Mi realidad me necesita sintiendo.
Mas todo eso que tengo encima, que me pesa y enoja.
Estos días además de ver, las emociones tal cual son.
Puedo ver con mayor claridad.
Hace tiempo que vengo con mis emociones latentes
y sin que estas se apoderen por completo de mí.
Las dejo fluir.
Les doy espacio.
Porque observo.
Vuelvo a mirarme
miro mis vínculos y el contexto.
Hoy, al levantar la mirada
me vi donde siempre quiero estar.
En lo simple.
En mi tiempo.
Con mi historia completa
y mi familia.
Abrazando la vida.
Recibiendo mensajes de amigas.
Empapada de vivencias nuevas.
y mil proyectos.
Enfocada en mi bienestar emocional.
y en disfrutar
incluso de la vulnerabilidad del corazón.
Al final, eso es de lo que se trata la vida.
