A veces, hasta quiero convencerme de que una vida sin sensaciones es la más práctica. Ni altos ni bajos; ni viaje al abismo ni huida al paraíso. Todo relativamente normal, gris y plano. Es que durante años me desgasté emocionalmente y me instalé en la comodidad de la rutina y del aburrimiento, convencida de que dejarme llevar por las ocurrencias era una cuestión de voluntad amplia, perdurable y significativa. Quise que la razón pudiese sobre las emociones.
No me salió bien.
Tampoco me sirvió diluir el malestar interno de intentar cambiar y terminé por dejarme ser yo misma, corto y eficaz hasta lo necia imprudente, totalmente desarmada hacia los demás y eso me destrozó.
No me funcionó :(
Después de pensar tanto, es necesario dejar de pensar.
Realmente así, es un error bloquear con la razón la capacidad de entender a través de la sensibilidad. No pensar. Solamente estar en silencio, sin forzar ideas y solo sentir.
Muchas veces el quedarme sin respuestas me sirve.
Por alguna extraña razón me conecto con el alma directamente y puedo ver de esta forma, contar lo que me pasa, y sin que se sepa puntualmente nada, igualmente siento que me comprenden. Algún día, espero poder dar las Gracias!
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