Así sucedió.
siglos de espera.
Juntos pero sin verse.
Se cruzaron y se alejaron.
No era necesario esperar mil años
se entendían plenamente.
Y uno, quién más amó solo supo herir al otro
y aquél, que más comprendió
nunca conoció la cercanía real.
Al amor más grande,
Que es único y digno de ambos.
Porque descubrir un alma transforma
y nadie sigue siendo el mismo
y se entrega por completo
a su tierno y apasionado corazón.
Como envidio esos ojos que fueron testigos y los vieron
imágenes que duermen en la memoria.
Hasta el día en que, hacia el horizonte, se desvanecieron.
Un pequeño ramo de flores y en ese instante,
se olvida todo lo demás.
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