Cuando era muy chica no me importaba ver de que manera estaba conformado el universo a mi alrededor.
No me interesaba en lo absoluto ni tratar de entender y tolerar la porquería que lo rodea.
Pensaba... que no me servía para nada aprender algo que me hacía ver el mundo mucho mas complicado de lo que parecía ser.
Y no porque no quisiera, sino porque muchas veces no lo podía entender.
Simplemente,
cuando los números se materializan en una nueva imagen, las sombras de
mi entendimiento permitían a esa pieza cobrar vida realmente.
Fueron pocos momentos... muy pocos.
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